La bajante del Paraná, que ayer marcaba los 2,15 metros, complica la pesca. Los cardúmenes se asientan en los “pozos” del río y hay dificultades para tender las redes.
Ante esta veda natural los malloneros se encuentran en una difícil situación, pero advierten la necesidad de incrementar la protección de los recursos ícticos, especialmente en el mes de octubre, cuando el río estaría en los cauces normales y se presenta el periodo de desove de los peces.
“La pesca es escasa porque son pocas las canchas donde se pueden tirar las redes en el río. Para poder pescar se necesita que haya corriente, para que la red se deslice, y con la bajante no hay. Los peces se meten en los pozos y ahí es imposible tirar las redes, porque hay piedras que las rompen”, comentó, a NORTE de Corrientes, el mallonero Miguel Cristaldo.
Los bancos de arena complican la navegación y los trabajadores del río deben navegar con mucha precaución, puesto que las lanchas pueden chocar con uno. Con la imposibilidad de tender las redes en el río y el bajo “pique” en la zona delimitada para la pesca comercial (se extiende desde la punta Santa Ana hasta el riacho Ambrosio), se generó una merma en la provisión, aunque “se suele sacar algo”.
El mayor “pique” se encuentra actualmente en la confluencia del río Paraná y el arroyo Bermejo, en inmediaciones de Paso de la Patria. Allí la pesca deportiva “está pegando palizas”, señaló Cristaldo.
“Pedimos que en épocas de desove se declare la veda total, porque a la larga vamos a pagar las consecuencias. Proponemos un parate total, pero venden los paquetes turísticos que incluyen la pesca deportiva, y prima eso por sobre el cuidado de los recursos”, señaló el mallonero.
Por su parte, el director de Recursos Naturales de Corrientes, Carlos Bacqué, comentó a este medio que se realizan controles constantes en el río.
Días atrás el organismo determinó triplicar las multas por infracciones a las normativas de pesca, debido a la necesidad de la “protección del recurso íctico” y ante la bajante del río Paraná.
La multa mínima tiene un valor de 3.000 pesos, que deberá multiplicarse por tres en caso de que sea detectada mientras dure la medida.
“Estamos en un estado de control constante. Se dictó la disposición tanto para los pescadores deportivos como para los comerciales. Los controles seguirán, sabemos que los pescadores comerciales no van a depredar”, dijo el funcionario.
REDUCCIÓN
El padrón de pescadores se redujo de 1.200 a 560. Esto descomprime la pesca en el río Paraná, garantizando la defensa del recurso íctico.
“Hicimos un trabajo entendiendo el sector de pesca artesanal, trabajamos también en un acuerdo con el Chaco, para medidas de mallas, épocas y demás. Nosotros buscamos una veda para proteger el recurso y del otro lado para la subsistencia y económica. Es complejo ponerse de acuerdo, pero siempre lo logramos. Año a año nos vamos profesionalizando. Los pescadores van entendiendo y sus generaciones comprenden que el único camino es la pesca con devolución”, señaló el subsecretario de Turismo de la provincia, Pedro Cassani.
Señaló -además- que numerosos pescadores reconvirtieron sus tareas, adquirieron máquinas para filetear los pescados extraídos y le dan valor agregado al producto.
Fuente diario norte