Un aberrante hecho enlutó a una comunidad wichi de Formosa. En la postergación y el olvido que cotidianamente sufren los originarios de toda la zona, Paulino Zalazarhabía nacido prematuro, y sus padres pretendían realizar los estrictos controles que esta condición demanda.
Con el fin de llevar a Paulino a un control programado de fonoaudiología, viajaron más de 400 kilómetros hasta Ingeniero Juárez, aquí fue donde la profesional alertó de una insuficiencia respiratoria severa que presentaba, por esto solicitó la derivación en calidad de urgencia a la capital formoseña.
Ya en el nosocomio, los profesionales que revisaron al pequeño no consideraron que sea necesaria la internación y le dijeron a sus padres que regresen mañana. Lo que no contemplaron, es que la familia no contaba con recursos para conseguir un hospedaje, por lo que como lo explicó Jose Boggiano «la mayoría de las veces deben dormir en la calle por la falta de recursos», responsabilizando al Ministerio de De Desarrollo Humano de Formosa.
«Paulino tenía 5 meses, y pesaba 2,9 kilogramos», remarcó en su publicación el referente del Grupo ENASHU (Enfermería Para La Asistencia Humanitaria Argentina). Al regresar al día siguiente el cuadro se había agravado, a puertas cerradas revisaron al pequeño y al poco tiempo notificaron a los padres que aguardaban en la entrada que el bebe, había fallecido.
La confusión era enorme, y el dolor de la perdida, inexplicable. Sin contemplar absolutamente nada, los profesionales de la salud notificaron a la policía de la situación y los efectivos demoraron a los padres, sin siquiera pensar que hasta durmieron en la calle por conseguir atención médica para su bebe en el medio de la indiferencia de las autoridades y la sociedad en general.