Habrá café, entonces, entre el Presidente y el gobernador, escala esencial de la campaña y una recorrida cordobesa. Luego se espera un acto y otra visita aunque el armado del cierre de campaña hacia las PASO no contempla que ese esa el broche formal. Macri y su directorio en la Rosada no gustan de esos armados clásicos y, como lo hicieron en 2017, habrá cierres múltiples con caminatas y visitas antes de estas PASO que son presidenciales pero que, además, tienen impacto local en la Capital Federal, la provincia de Buenos Aires donde aún se juega la diferencia entre la vida y la muerte, y en Santa Cruz.
No serán mencionadas aquí las decenas de encuestas que circulan por estos días encargadas por múltiples
En el Frente de Todos la estrategia de mantener a Cristina de Kirchner en un segundo plano comenzó a virar desde la semana pasada con apariciones más frecuentes de la expresidenta, en lugar de las apariciones a solas de Alberto Fernández que caracterizaron a los primeros tiempos de la fórmula.
El problema aquí volvió a ser la oralidad poco controlada de Cristina. En esa semana de perfil en alza ya tuvo que pedir disculpas en dos ocasiones. En una al periodista Luis Novaresio, al que en una presentación en Mar del Plata había acusado de interrogarla (con una descripción casi de tortura) durante un reportaje). Se ganó la expresidenta que le volvieran a decir, con razón, que el periodismo le molesta. La otra disculpa fue a las sufridas pymes de la alimentación que producen segundas y terceras marcas a las que denigró como ignotas y con nombres que ya pasan a la historia: pindonga y cuchuflito. Seguramente Alberto F., debe haberse preocupado ante semejantes definiciones. No parece que haya aceptado la nominación presidencial para convalidar esas estrategias de Cristina, sino todo lo contrario. Mucho menos que deba trajinar la campaña en constante pelea con la Justicia federal. Es un ejercicio que tanto él a nivel nacional, como Axel Kicillof en la provincia, deben enfrentar día a día para demostrar que aún no lo gobierna Cristina y a otro La Cámpora. Ellos también tienen menos de tres semanas por delante.
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