Salieron algunos colectivos, hubo picos de tensión y el conflicto no se aplaca

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Los intentos de la empresa Ersa por un lado y de la Municipalidad de Corrientes por el suyo para restablecer el servicio de transporte público de pasajeros, aunque sea parcialmente, y así lograr desbaratar la medida de fuerza que llevan adelante desde el jueves unos 300 choferes de la firma, no tuvieron resultado; el conflicto no se disipa, el paro de actividades sigue adelante y el 80% del sistema está virtualmente caído. La jornada estuvo marcada por episodios de tensión en las inmediaciones del galpón de Ersa (en la zona Sur de esta Capital), donde los colectiveros montaron un campamento de protesta a la espera de lograr un entendimiento con la patronal, que al igual que ellos ha endurecido su posición. Los trabajadores reclaman el pago de un incremento salarial que fue acordado en el marco de las negociaciones paritarias. A la mañana se puso en marcha el plan de emergencia diseñado por la Intendencia capitalina, pero tuvo escaso éxito. Sucede que el servicio es muy precario y costoso. Se implementó con unidades de otras empresas (ajenas a Ersa), combis y minubuses, que realizaron un recorrido parcial con una tarifa de $15 en efectivo. No aceptaban la tarjeta Sube. La gente se despachó con todo tipo de críticas contra los colectivos que puso la Municipalidad; las redes sociales hirvieron con los comentarios. Independientemente del mal humor social, el esquema sirvió para dar alivio a una parte de los usuarios, pero estuvo lejos de convertirse en una solución provechosa. El intendente Tassano dijo que su preocupación es “garantizar un servicio mínimo” (ver aparte). Menos satisfactoria resultó la intentona de Ersa de sacar sus coches a la calle. Con la idea de que poniendo en movimiento su parque automotor, reactivando el servicio, el paro caería por su propio peso, consiguió el concurso de un puñado de choferes de larga distancia que se animaron a circular. A las pocas cuadras del galpón sufrieron ataques con piedras y municiones caseras. Tuvieron que volver al estacionamiento sin levantar a ningún pasajero. Fue una jugada riesgosa que exacerbó los ánimos. Los autoconvocados, que a la mañana recibieron una manifestación de apoyo por parte de vecinos y movimientos sociales, se ocuparon de tomar distancia de los hechos vandálicos: “Sacan los coches para que los apedreen, así nos culpan a nosotros”, se quejó uno de los referentes del sector. Como consecuencia de estos incidentes, que afortunadamente no pasaron a mayores, el Ministerio de Seguridad de la Provincia anunció anoche que desde hoy los colectivos contarán con una custodia policial. Un uniformado arriba del coche y en otros casos una patrulla atrás. Por la tarde los autoconvocados volvieron a recibir otra manifestación de respaldo de los vecinos de la zona. Se desarrolló en paz, hasta que llegó la Policía con la Infantería y grupos especiales armados con bastones y escudos. No hacía falta, pero hicieron una demostración de fuerza que nadie respondió. El operativo se apagó solo, la gente volvió a sus casas, los choferes a sus improvisadas carpas y los policías no tuvieron más remedio que treparse a los móviles y emprender la retirada. En medio de este traqueteo, los autoconvocados ratificaron que sigue en el paro y esperan la negociación con la empresa. A todo esto, Rubén Harfuch, vocero de la cámara empresarial, dijo que el martes a las 8.30, personal de la empresa se reunirá con el subsecretario de Trabajo para dialogar sobre la cuestión laboral y salarial de los trabajadores. Para ese día está pautado un paro general de la UTA, que ayer se llamó a silencio.

Fuente diario norte