La situación vial del puente General Manuel Belgrano es, desde hace bastante tiempo, una preocupación debido a los más de 24 mil vehículos que transitan diariamente por allí. Pero, lo cierto es que las dificultades no se circunscriben a los conductores de los distintos tipos de vehículos, sino que afecta también a los transeúntes. En este sentido, resulta llamativo el avanzado estado de deterioro en el que se encuentran las veredas del viaducto, que tienen alrededor de 1,8 metros de ancho.
Caminar por la acera puede resultar toda una complicación. Las losetas tienen profundos huecos y grietas en todo el trayecto entre Corrientes y Resistencia, casi ininterrumpidamente. Los pozos dejan ver, en muchos casos los cables de alta tensión que pasan por allí; justamente los que se incendiaron el viernes pasado.
En algunos sectores, los agujeros de las veredas son tan profundos que a través de ellos puede verse directamente el río. Esto se da sobre todo en las zonas más cercanas a las barandas. Estos baches son en su gran mayoría de un tamaño importante, suficiente para que una persona pueda quedar atascada en caso de pisar uno de ellos.
La presencia de transeúntes en el puente, que tiene unos 1.700 metros de longitud, es algo habitual, lo que hace que la falta de reparaciones de las veredas representen un serio peligro. Es que, diariamente se pueden ver personas que realizan ejercicios. En las últimas jornadas cuando El Litoral recorrió la zona, advirtió que, aunque esté prohibido, la acera es también usada por ciclistas que buscan resguardarse del tránsito pesado. Además de esto, cuando se interrumpe la circulación en el Belgrano por algún motivo específico, es habitual que los usuarios del transporte público de colectivos Chaco-Corrientes desciendan de la unidad y caminen sobre las deterioradas veredas.
Hace pocas semanas terminó de ejecutarse un paquete de obras de mantenimiento en el puente, que incluyó el cambio de juntas y también mejoras en la iluminación. Aunque este tipo de tareas se desarrollan periódicamente sobre el viaducto por parte de la concesionaria, lo cierto es que las veredas no fueron incluidas en las obras, lo que resulta llamativo ya que su mal estado es más que evidente.
En diálogo con El Litoral, algunos jóvenes correntinos que estudian en Resistencia comentaron que “muchas veces tenés que bajarte del colectivo y caminar, hay que tener muchísimo cuidado porque si estás distraído podés meter el pie en uno de los agujeros”. En tanto, señalaron que “cuando pasan los vehículos se mueve todo y si hay viento, es muy complicado y peligroso”. Es que, además de las rajaduras y baches, las losetas en muchos casos no se encuentran firmes y bien asentadas. Al pisar en un extremo, el opuesto se levanta, con una oscilación de varios centímetros que resulta fácilmente perceptible, atentando contra el equilibrio de los transeúntes, agravado por la altura del viaducto y las condiciones meteorológicas que suelen agudizar estos problemas.
Esta realidad se sostiene desde hace tiempo y el año pasado surgieron algunos reclamos a través de las redes sociales por unos huecos de importante tamaño. En ese momento, desde Vialidad Nacional, habían indicado que se estaban realizando obras para el paso de cableado y por ello había baches en la acera. Asimismo, desde la entidad aseguraron hace ya varios meses que la empresa que realizaba esas tareas tenía la obligación de dejar las veredas en buenas condiciones.