Fue un grupo de estudiantes universitarios quienes empezaron, hace diez años atrás, a visitar a los pacientes internados y a sus familias en el Hospital de Pediatría de esta ciudad. Y los cambios que se registraron en la respuesta de los chicos a los tratamientos no pasaron desapercibidos para los médicos.
“Los profesionales, sobre todo del sector de oncología, vieron que los chicos que jugaban de día requerían de menos analgésicos potentes por la noche.
Eso se evidenció en mayor o menor medida en todos los chicos internados más allá de la patología. Desde entonces, tratamos de mantener el voluntariado universitario como una tradición en nuestra institución”, contó a PRIMERA EDICIÓN el médico Luis Esquivel quien fue durante muchos años gerente asistencial de ese nosocomio y en la actualidad está al frente del Departamento de Docencia e Investigación.
Este profesional acompaña en forma activa a al Voluntariado del Hospital de Pediatría, “nuestra finalidad es tratar de aliviar el dolor y la ansiedad a través de actividades lúdicas, artísticas y recreativas. La mayoría de los voluntarios son estudiantes universitarios pero también hay otros jóvenes y adultos que participan de las actividades”, detalló y remarcó que “faltan más voluntarios, lo que más necesitamos es gente que se sume al equipo, que done su tiempo a nuestros niños internados”.
Capacidad de escucha
Acompañar, entretener y alegrar son las principales acciones de los voluntarios. “No solo a los niños internados sino también a su familia. A veces, dedicamos mucho tiempo a escuchar a las familias que no encuentran en lo institucional ese espacio de escucha, donde ellos puedan contar las cosas que le preocupan y angustian. Dependiendo de la situación, a veces damos intervención a Servicio Social o al área de Psicología para que puedan ayudarlos”, señaló.
Al ser un hospital de referencia provincial y regional, es muy común que los niños internados vengan derivados de otras localidades, lo que repercute profundamente en la organización familiar. “A veces viene uno de los padres para acompañar al chico internado y el otro queda en su casa con los otros hijos. Otras veces, solo hay una madre o un padre responsable de los chicos y tiene que ‘dividirse’ para cuidarlos y sienten que los están abandonando”, indicó.
Escapadas por la ciudad
Según confió Esquivel, la mayoría de los chicos del interior que están internados vienen por primera vez a Posadas, “para ellos esta ciudad es sinónimo de dolor, enfermedad e intervenciones médicas… porque este es el recuerdo que les queda de Posadas cuando vuelven a sus casas. Por eso, es muy gratificante para nosotros cuando podemos sacar del hospital a algunos de esos niños (dependiendo de su estado) a pasear a la costanera o en un parque para que tengan una linda experiencia en esta ciudad. Es impactante la receptividad que tuvimos en estas actividades, obviamente no podemos llevar a los chicos que están en terapia o terapia intermedia, pero no es un impedimento que tengan suero… los controlamos para que no se tape la vía, que el líquido pase correctamente, pero los chicos pueden hasta tirarse del tobogán o hamacarse. Es maravilloso verlos con una sonrisa”, aseguró.
Hace muchos años que Esquivel no hace medicina asistencial, es decir ya no atiende a pacientes en su consultorio, pues se dedicó de lleno a la médica de gestión pero eso no le impide estar en contacto con los pacientes, “uno no puede ser indiferente a estas cuestiones humanas de la pediatría, por eso trato de ofrecer una guía a los voluntarios”, confió.
Al ser consultado sobre cómo se puede ayudar a fortalecer el trabajo del voluntariado, no dudó en aseverar “sumándose como voluntarios o participando en forma directa o indirecta de las distintas actividades que se organizan para los chicos. Creo que la vida de todos depende de los otros, y que cada uno puede hacer algo para mejorar la vida de los otros. Siempre podemos hacer algo, por ejemplo, proponer ideas”.
Además, siempre viene bien la donación de ropas “cuando tenemos disponibilidad le damos ropa a las familias, cada cuatro meses hacemos una feria de ropas y zapatos en el hospital para que los padres busquen las prendas que les guste y les quede bien. También son muy útiles las donaciones de elementos de higiene personal”.
Este sábado, a pedido de los niños de la comunidad de Cuña Pirú que estuvieron internados en el Pediátrico, los voluntarios compartieron una jornada de juegos con los chicos de esa aldea y dieron los primeros pasos para implementar un programa de apoyo escolar.
Fuente diario Primera Edicion