Este sábado las verdulerías goyanas ofrecían el tomate a 20 pesos el kilo de tomates de primera calidad, solo apto para exportación o el Mercado Central de Buenos Aires, donde se pagaba hace una semana hasta 1500 el cajón de 20 kilos, y que bajó abruptamente a 50 pesos en el bolsillo del productor correntino.
La baja en el precio es debido a diferentes factores conjuntos: la caída del consumo, la saturación de producción por el calor de los últimos días, la necesidad de venta para recuperar algo de lo invertido por parte de los productores, y el costo elevado de fletes e insumos por la suba y escasez del gasoil y del dólar.
El combo de una tormenta perfecta productiva, hizo estallar en mil pedazos las esperanzas de los productores correntinos, que deben salir a vender «a lo que la gente pueda pagar», para que los tomates y morrones no sean arrojados a los animales como alimento, o de abono en la tierra.
Es así que se espera que en dos semanas más con la vuelta del frío, las plantas debido al stress climático de la semana anterior, demoren en producir más frutas, lo que va a hacer que el precio vuelva a subir. Mientras tanto, deben deshacere de lo cosechado, y lo hacen a lo que el mercado local puede pagar.
Esperan que en una semana se mantenga o baje aún más el precio, y luego tenga un repunte cuando ya no haya tomates en los tendaleros para vender.
