Jóvenes ruralistas correntinos promueven la autosustentabilidad y el cuidado del ambiente

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En Bella Vista, un grupo de jóvenes nucleados en el Ateneo Juvenil de la Sociedad Rural está promoviendo a nivel comunitario el concepto de la «autosustentabilidad», como capacidad para generar recursos por medios propios, prescindiendo de los factores externos. Con estas acciones intentan dar respuestas alternativas a las demandas de energía, vivienda y alimentación.

Su impulsor y mentor, Gerardo Wagner explicó «esta pandemia demostró, en muchos casos, que la comunidad no está preparada para prescindir de determinados servicios y, sobre todo, de tener al alcance de las manos productos naturales para consumir sin salir del hogar».

Sostuvo que la tierra «lleva años esperando que cambiemos nuestra manera de relacionarnos con ella. Desde siempre el hombre se dedicó a extraer recursos, fabricar bienes, utilizarlos y eliminarlos. Solo que este concepto de usar y tirar ya no resulta sostenible».

El nuevo modelo de la economía circular propone cerrar el ciclo de los objetos, reutilizando los productos y, si esto no es posible, convertirlos en recursos, no en residuos. Se trata de que continúen aportando valor incluso después del uso para el que han sido diseñados.

Acaso inspirado en la idea argumental de la película «Cadena de Favores», por la que un niño imagina un curioso sistema para mejorar el mundo: hacer favores antes de que te los devuelvan, incluso a desconocidos; el presidente del ateneo tuvo la feliz idea de regalar gallinas y otros frutos de la tierra, para inspirar a trabajar en ella.

«Lo que digo es que la solidaridad tiene que venir con trabajo, no puede venir una solidaridad de asistencialismo porque si no te están sometiendo y yo lo que busco es la libertad. Mi solidaridad va con trabajo. Si vos me pedís algo, te voy a dar, pero te voy a pedir que trabajes, que generes, te doy un casal de pollos o dos y te voy a pedir que les des de comer, que generes tu producción de huevos, que tengas pollitos, y si tenés el corazón grande y mañana o pasado querés darle a tu vecino, le das», relató el joven.

Cuando hay tesón e iniciativa, esa combinación de trabajo y la solidaridad va multiplicando distintas soluciones. Pero no solo se trata de producir para vivir: también se trata de cuidar y respetar la naturaleza y el ambiente, como eje de distintas acciones, «porque sin un ambiente sano, nada de lo que esperamos de la tierra será bueno», aseveró Wagner.

Así el Ateneo fue incorporando nuevos voluntarios y activistas que en las redes sociales empezaron a concientizar a la población con el nombre de usuario «Locos por el Ambiente», delineando lo que poco después se trasformaría en un proyecto que presentaron ante el Municipio de Bella Vista para competir por el Presupuesto Participativo. Se trata de una iniciativa de la Intendencia local en la que los vecinos proponen acciones, la comunidad vota a la de mayor interés y desde el gobierno municipal se financia la idea.

Así, la idea de avanzar con Paradores Verdes de este grupo de jóvenes fue el más votado en el 2020. Como todo proyecto, desde el Ateneo Juvenil indicaron que desde la actividad agropecuaria el objetivo principal es formar futuros dirigentes sociales, «comprometidos con la actividad como nuestro Presidente de la Sociedad Rural de Bella Vista, Martín Bruzzo, en quien encontramos siempre –más allá de su representación- como un hombre predispuesto a solucionar todos los requerimientos para el desarrollo comunitario», agregó el entrevistado.

«Los jóvenes somos el pilar y la proyección de las entidades y las instituciones en el futuro. Por eso, tenemos el compromiso de construir entre todos, un modelo de país basado en la producción agroindustrial, inclusivo y federal, que nos permita lograr la Argentina que todos soñamos», expresaron en su carta de presentación.

La meta inmediata consiste en promover la educación rural con orientación agropecuaria, interactuando con distintas organizaciones juveniles, e integrantes de la comunidad local, para intercambiar experiencias que permitan mejorar la realidad social en general y defender el interés de los productores, en particular.

«Damos charlas de reciclado, compostaje y de lombriz californiana. La idea es que se eleve el valor de lo autosustentable. Durante la pandemia hicimos colectas solidarias de libros, cuadernos, elementos educativos en general y las llevamos al campo donde la tecnología no llega. Sin Internet, la gente del campo durante el confinamiento, sin escuelas abiertas, no tenían posibilidades de seguir adquiriendo conocimientos. En la ciudad es distinto porque con televisión, plataformas digitales, redes sociales, seguían actualizados; en el campo eso no existe».

La idea sin acción, es tan estéril como la acción sin ideas; por eso surgió la iniciativa de presentar un proyecto en el Presupuesto Participativo de la ciudad. Frente a la penosa realidad del vecino desaprensivo que arroja basura en los caminos Rurales, se propuso la idea de instalar contenedores de residuos en los caminos rurales, con cartelería informativa y de concientización.

Otra idea para contribuir a revertir los efectos del cambio climático fue arborizar dichos caminos y los parajes rurales con especies nativas y frutales, para dar además posibilidad alimentaria a los vecinos y a ejemplares de la fauna silvestre. «Hace tres meses se dispuso el cuarto basurero junto a sus respectivas plantas, tomando como ejes los cuatro ingresos de caminos rurales que tienen la mayor circulación. Le decimos parador verde porque es un basurero muy coqueto, lindo de apreciar y a su alrededor plantas. En uno de los caminos, los vecinos se comprometieron e hicimos mil metros de árboles. Siempre que haya compromiso ahí estamos para seguir avanzando».

El reconocimiento social no solo llegó para la aprobación del proyecto con el voto popular en el Presupuesto Participativo; sino también con el respaldo institucional con la declaración de interés por el Consejo Deliberante de la Ciudad y la Cámara de Diputados de la Provincia de Corrientes. Ahora una Diputada Nacional se comprometió llevar esta iniciativa al Congreso, «como testimonio de la concientización y promoción de la autosustentabilidad y el cuidado del ambiente».

Aunque el futuro pueda presentarse incierto, a estos jóvenes emprendedores el confinamiento los fortaleció: «La pandemia a nosotros nos potenció ya que salimos de lo habitual y nos dio una mirada más profunda hacia las cuestiones básicas y necesarias. La socialización es un factor determinante en nuestros ejes, es por ello que las actividades que se vienen son más sociales, es decir fogones, comidas típicas, capacitaciones y también ingresar a la ciudad para contagiar nuestras energías verdes», adelantó Gerardo.

A futuro quedan un cúmulo de proyectos para la construcción de viviendas, con materias primas autóctonas, sistema de captación de agua de lluvia, potabilización del agua a partir de la destilación solar, fabricación de bloques de cemento con el agregado en la mezcla de botellas de gaseosas trituradas, utilización de desechos orgánicos para la obtención de biogás, entre otros.