Tiempo atrás se decía que cuando un perro lloraba con desesperación, durante la madrugada, anunciaba la llegada de una desgracia. En Orán, la paranoia creció con el llanto constante de los canes que, según los vecinos, no deja de escucharse hace días.
Existen causas relacionadas con una respuesta a su manada, ya que, desciende del lobo, por lo tanto, basta que aullé un perro para que los demás hagan lo mismo por imitación o respuesta.
Juan Carlos Torres es un conocido historiador oranense y decidió dar en el sitio Informate Salta su teoría al respecto.
Los aullidos tienen que ver con que, durante la cuarentena, donde reina el silencio, el animal es percibido por todos nosotros mientras que en una noche normal quizás este comportamiento ocurría pero nuestras vidas, ruidos y demás no nos permitía detenernos ante esto y preguntarnos ¿por qué lo hacían?
Además, en el silencio, los perros actuan por repetición. Es decir, si otros aullan, ellos también lo harán. Es un mito que anuncien hechos desafortunados.
