El puerto de la Ciudad es una zona con condiciones naturales excepcionales para la navegación y es precisamente el principal amarradero de embarcaciones de placer. La profundidad promedio es de 14 metros, lo que permite que yates de gran porte puedan entrar y salir con facilidad. Hoy, con la restricción a la navegación impuesta por la cuarentena, permanecen con sus quillas sobre el lecho de arena y barro.

De acuerdo al estado de los ríos que publica diariamente Prefectura Naval Argentina, el nivel para la Capital se ubica en 1.44 metros, el más bajo en 365 días. El último registro de estas características se dio en noviembre, con 1.49 metros-
La punta San Sebastián, una zona emblemática de la Costanera hoy desierta por la cuarentena oblitatoria, es otra evidencia de la gran bajante al exhibir sus piedras basales, un panorama poco usual teniendo en cuenta que se trata de una zona donde la profundidad puede superar los 20 metros, sumado a las fuertes corrientes, hoy inofensivas a simple vista.

En su último informe periódico, el Instituto Nacional del Agua (INA) no prevé un repunte en el nivel del río y vaticina una altura de 1.69 metros para el 7 de abril. Agrega que en el Alto Paraná se observa un caudal «muy inferior al normal» y una «persistencia a aguas bajas» en el tramo argentino del río.

También el Iguazú, principal afluente del Paraná, presenta un caudal que oscila en valores «del orden de la octava parte del caudal normal esperable para esta época del año», de acuerdo al informe.

A pesar de la cuarentena y la cantidad de peces que nadan tranquilos en la zona portuaria, el rastro del hombre está presente y se evidencia todavía más con el bajo nivel. La basura es una protagonista lamentable de esta postal, aun cuando la naturaleza respira, se le ha hecho un daño que parece será crónico.
Fuente la dos