El caso dejó en evidencia los extremos. Un misionero firmó un juicio abreviado en el que aceptó haber creado una “página espejo” mediante la cual estafó a un usuario virtual. El mecanismo, de alta tecnología, no tuvo como objetivo vaciar una cuenta en dólares, sino quedarse con lo justo y necesario para cargar crédito en el teléfono celular y pagar las patentes de su auto de alta gama.
El insólito episodio tuvo como protagonista a Alejandro Serra (50), quien ante el Ministerio Público Fiscal acordó una pena a un año de prisión de ejecución condicional. Además, la Justicia Federal lo condenó a hacerse cargo de las costas del proceso, entre otras medidas a las que tuvo acceso PRIMERA EDICIÓN.
Fuentes de la investigación le contaron a este matutino que todo se inició el sábado 17 de enero de 2015, cuando la víctima recibió en su casilla de correo electrónico un mensaje bajo el título “Pago Mis Cuentas” que provenía de la dirección “vence@pagomiscuentas.com”.
Nicolás, el damnificado, se encontraba adherido a dicha empresa, que permite pagar de manera virtual tanto servicios básicos como impuestos. Por eso no dudó de la legitimidad del correo. Mucho menos al leer en el mensaje que había un servicio que estaba próximo a vencer.
Alertado, resolvió hacer click y abrió el hipervínculo anexado al mensaje. Ante sus ojos se abrió una ventana con el logotipo de “Pago Mis Cuentas” y una interfaz, en teoría, propia del servicio. Acto seguido, digitó su contraseña y dio “ok”. Desde entonces, la página dejó de responder. Bloqueo total.
Recién entonces la víctima comenzó a sospechar. Al otro día, resolvió ingresar a la aplicación de su entidad bancaria. Fue la “punta del ovillo” que le permitió descubrir lo que había sucedido: entre las últimas transacciones, aparecieron siete pagos que él jamás había ejecutado. Cinco se correspondían al pago de la patente de un automotor y otros dos a la carga de saldo de dos líneas de telefonía celular, todo por un total de 4.258.96 pesos. Si se tiene en cuenta que al momento del hecho el dólar tenía un valor aproximado de 8.50 por peso, hoy por hoy el monto final de la estafa sería de unos 500 dólares, es decir, poco más de 14 mil pesos argentinos.
El desvío de fondos desde su caja de ahorro indignó a la víctima, quien entonces denunció lo sucedido en su entidad bancaria y, posteriormente, ante la Justicia. Se inició una investigación que rápidamente llegó al presunto autor del hecho. No fue nada difícil: el “hacker” había pagado las patentes de un Mercedes Benz -ni más, ni menos- que estaba a su nombre. Es decir, a nombre del misionero Alejandro Serra.
Los detectives no tardaron en dar con el paradero de Serra, domiciliado en Moreno, provincia de Buenos Aires. Fue demorado preventivamente y se le inició una causa por el delito de “estafa informática”, razón por la que aguardó en libertad hasta la elevación a juicio de la causa.
Confesión y abreviado
El debate oral debía realizarse días atrás, a comienzos del mes, pero Serra finalmente aceptó la propuesta de la Fiscalía, confesó su responsabilidad y firmó un juicio abreviado a un año de prisión de ejecución condicional. El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 25 de Capital Federal, a cargo de la magistrada Ana Dieta De Herrero, además, lo sentenció a someterse durante dos años al cuidado de un Patronato de Liberados y a pagar los costos del proceso penal.
“Se ha acreditado el desarrollo de la maniobra, compuesta por el intento de engañar al damnificado para que ingrese sus datos de acceso a la web ‘Pago Mis cuentas’ en una página falsa, lo que produjo que Serra obtuviese esos datos, y generando un perjuicio patrimonial sobre terceros”, argumentó la jueza a la hora de homologar el acuerdo y dictar su fallo, donde además dio por cierto que “el accionar delictivo llevado a cabo por Serra ha sido consumado, dado que ha podido disponer del dinero abonando las patentes mencionadas, como también la carga de las líneas de telefonía celular”.
Para la Justicia, quedó claro el accionar del misionero para cometer el ilícito, en razón de los elementos aportados tanto por el denunciante -quien presentó incluso copias del correo electrónico y de la “página espejo”- así como por la entidad bancaria del damnificado, donde quedaron registradas las transacciones ilícitas. En síntesis, la investigación dejó en claro una vez más la peligrosidad que se esconde detrás del mundo virtual y la atención que cada usuario debe tener a la hora de operar.
Fuente diario primera edicion